Congruentes con el propósito de vincular a los beneficiarios de los programas sociales en procesos de corresponsabilidad, la Gobernación de Risaralda implementó una huerta comunitaria en la Cárcel de Mujeres La Badea.
En unos meses las 258 mujeres que se encuentran privadas de la libertad podrán consumir hortalizas, tubérculos y plantas aromáticas cultivadas por ellas.
La secretaria de Mujer, Familia y Desarrollo Social y líder de este proceso, estuvo labrando el terreno que destinó el centro penitenciario para tal fin y se refirió al apoyo que desde el gobierno departamental se le brinda a esta población.
“Este es una especie de convite entre varias instituciones, el SENA, el Ejército Nacional y obviamente las mujeres internas nos hemos articulado en un proyecto muy bonito, que si bien hace parte de los proyectos pedagógicos que se vienen adelantando desde el programa de seguridad alimentaria este tiene un gran significado, por tratarse de esas segundas oportunidades que todos necesitamos y ser un proceso de resocialización que involucra exclusivamente a mujeres” Elizabeth Diosa.
Por su parte, la directora del centro penitenciario destacó el apoyo de la Gobernación para sacar adelante este proceso que suma a los otros que la institución adelanta para que la resocialización sea una realidad.
“Es una alegría aprovechar este terreno, darle un uso adecuado, tener la presencia de la Gobernación ayudándonos para que la resocialización de mujeres con vocación campesina también sea aprovechable y que en un futuro los frutos que nos da la tierra sirvan para provecho de la vida e integridad de muchas personas, familia de las internas y ellas mismas porque este proceso redunda en todo ello” Luz Marina Duque Miranda.
Según lo informó la directora del centro penitenciario, actualmente hay 258 mujeres condenadas, 25 de ellas hacen parte del proceso gracias a su buena conducta.
Cabe destacar que, con este proyecto, la Gobernación de Risaralda no solo está satisfaciendo las necesidades nutricionales de más de 2000 risaraldenses a través de 150 huertas comunitarias, escolares o familiares, sino que a través de la dinámica de sembrar, cuidar y cultivar los alimentos se abona terreno para que la seguridad y soberanía alimentaria sean una realidad en el departamento.
