Con velas, verdad y esperanza, Juan Diego Patiño pidió unir al país desde las regiones
Con un mensaje sentido y firme, el gobernador de Risaralda rechazó la violencia, se solidarizó con las víctimas y llamó a construir una nación desde el territorio.
Pereira, 18 de junio de 2025. La tarde en Pereira se tornó solemne. El cielo, cubierto por una capa suave de nubes, parecía presagiar la quietud de un acto que no requería aplausos ni estridencias, solo velas encendidas, rostros serenos y un mensaje claro: no más violencia.
Risaralda se sumó a la jornada nacional Una luz por la vida, una iniciativa de los 32 gobernadores del país para rechazar la violencia y abrazar el valor supremo de la paz, la democracia y la vida. En la plazoleta de la Gobernación, decenas de ciudadanos se congregaron alrededor de una llama compartida. El gobernador Juan Diego Patiño Ochoa encabezó este acto simbólico, acompañado por autoridades, líderes sociales, diputados, secretarios de despacho y comunidad.
No fue una intervención política. Fue una conversación sincera con quienes aún creen que la esperanza puede prenderse como una vela. El gobernador no se refugió en cifras ni formalismos, habló desde la humanidad.
«Gracias a Dios por este acto bonito, pequeño, pero con un mensaje muy profundo», dijo al saludar a su madre, a la fuerza pública y a todos los presentes.
Se dirigió a quienes están en las veredas, en los barrios, en los municipios que claman por oportunidades y líderes coherentes. Habló del país que sueña y del país que duele. Y recordó que esta jornada fue acordada por los 32 gobernadores, quienes decidieron unir sus voces para proponer un gesto de paz, sin banderas partidistas.
“Discutimos cómo hacer un acto simbólico que no tuviera nada que ver con política, que nos permitiera invitar a todos los pensamientos y recoger el clamor de las comunidades que no han sido escuchadas”, relató.
El mandatario extendió un llamado a todos los sectores: líderes sociales, gremiales, políticos, jóvenes, empresarios. A todos aquellos con capacidad de influir.
“Invitamos a que seamos propositivos, a que avancemos, a que creamos en este país que se construye desde las regiones. Risaralda quiere articularse sin intereses políticos, con una visión compartida entre lo público y lo privado, y con un mensaje claro de que aquí sí se pueden cerrar brechas y generar desarrollo”.
El tono cambió levemente al hablar de un hecho doloroso y reciente. “Hubo un detonante que debo mencionar: el atentado contra el senador Miguel Uribe. Oro con mi familia por su recuperación. Pero, como él, hay miles de colombianos que sufren una guerra en silencio. Rechazo lo ocurrido en el Catatumbo, en el Cauca, en el Valle del Cauca. No podemos normalizar 16 atentados en un solo día”.
Su voz no vaciló al reafirmar que este país necesita paz, y que la vela encendida representa el deseo colectivo de una Colombia distinta.
Agradeció a la fuerza pública —Ejército, Policía, demás cuerpos militares— y reconoció su labor incansable por mantener la seguridad y la institucionalidad. También dedicó un mensaje a los jóvenes de Colombia: “Llega su hora. Es momento de que participen, de que propongan, de que construyan el país que sueñan. Este territorio también es de ustedes».
Y concluyó con gratitud y una convicción firme: “Darle gracias a cada uno de ustedes por estar aquí. Esta vela encendida es el símbolo de un llamado nacional. Termino diciendo que soy un fiel creyente de que la nación se construye desde las regiones”.
La noche llegó, pero las velas siguieron encendidas. El mensaje quedó flotando en el aire, cálido y firme. Porque cuando una comunidad se une en silencio y fe, el mensaje trasciende. Colombia lo escuchó.
