UN CONGRESO CON RESPONSABILIDADES HISTÓRICAS
Por Juan Diego Patiño
Dos de cada tres congresistas que se posesionaron ayer son nuevos y tienen la responsabilidad, junto con los que continúan, de mejorar el prestigio de esta corporación y darle trámite a una agenda legislativa que promete duros debates, pero que es esencial para el futuro del país.
El Congreso que se instaló ayer, es histórico, porque por primera vez en el devenir democrático del país, estudiará las iniciativas de un gobierno de izquierda, que representa un partido político mayoritario, pero insuficiente para garantizar la aprobación de las leyes.
El pragmatismo político del presidente electo Gustavo Petro, quien está a poco más de dos semanas para tomar posesión del cargo, permitió tejer unas alianzas políticas que garantizan las mayorías en el Congreso y le abren paso a la aprobación de leyes sustanciales, como la reforma tributaria, que posibilitará obtener los recursos que apalanquen las propuestas de desarrollo económico, tecnológico y social del programa de gobierno “Colombia potencia mundial de la vida”.
Otra ley fundamental tiene que ver con las pensiones, lo que significa modificar las reglas de juego de un esquema mixto, en el que conviven los regímenes público y privado, garantizando que más personas puedan ser parte del sistema, que hoy es bastante excluyente.
Una ley que se perfila como una de las más controversiales, es la relacionada con el tema agrario, dado que el gobierno buscará que el sector rural sea más productivo, eficiente, equitativo y con un número mayor de propietarios de tierra, tratando de garantizar la seguridad alimentaria, poniendo en marcha un plan de industrialización agrícola basado en tecnologías y comercializar internacionalmente productos con valor agregado.
En esta misma dinámica, la ley 100 de seguridad social será revisada, con el fin de rediseñar el modelo administrativo de prestación de los servicios de salud, lo que implicaría la desaparición de las EPS y el fortalecimiento de clínicas y hospitales tanto públicos como privados, haciendo que el Estado retome el control de la salud, considerado como un derecho humano y no como un negocio financiero.
Otros temas centrales serán la creación de los ministerios de la Igualdad y la Paz, la Seguridad y la Convivencia, la transformación de la Policía y lograr que las funciones disciplinarias de la Procuraduría se conviertan en decisiones penales contra la corrupción.
Y, obviamente, el Congreso tendrá que estudiar y aprobar el Plan Nacional de Desarrollo para el periodo 2022 – 2026, que ojalá tenga una preponderancia regional, para ahondar en los procesos descentralistas y autonómicos, que tanta falta le hacen al país, para poder lograr mayores niveles de desarrollo y cerrar brechas poblacionales y territoriales.