Las alegrías de nuestro Deportivo Pereira
Por: Juan Diego Patiño
Deportivo Pereira representa un símbolo de ciudad, la alegría de un pueblo y la pasión de una hinchada -en la cual me incluyo-, que por primera vez podrá ver su equipo disputando una final en la primera división del Fútbol Profesional Colombiano, en 78 años de historia.
Mi afición no es de ahora, sino desde niño. Tengo el recuerdo intacto cuando me llevaban de la mano a la tribuna de sombra, antes de la remodelación del estadio Hernán Ramírez Villegas para el Mundial Sub-20 de Fútbol, y allí hacía sus primeras apariciones la barra Lobo Sur; y ‘El Pollito’, como de cariño le decían a Augusto Ramírez González (q.e.p.d.), fundador de la Copa Ciudad Pereira de Fútbol, a quien recuerdo con mucho aprecio y cariño, nos paseaba por los camerinos para saludar a los jugadores y la mascota del equipo.
Son recuerdos que tengo marcados en el corazón y me hacen sentir cada vez más orgulloso y enamorado de los colores rojo y amarillo. También he sufrido con el descenso, pero también con el ascenso y he sido testigo de grandes jugadores como Rafa Castillo y sus tiros libres, el gambeteo de Carlos Darwin Quintero y ahora los goles de Leo Castro.
No he dejado de asistir a los partidos, vibro y sufro como cualquier otro hincha las buenas y malas campañas y hasta los líos jurídicos en los que ha estado envuelto al equipo en la última década con el proceso de liquidación.
Como bien dicen por ahí los comentaristas deportivos. En 78 años de historia matecaña, el mayor trofeo y tesoro más preciado ha sido su hinchada, por eso celebro este paso histórico a una final del Fútbol Profesional Colombiano, que me llena de mucho orgullo y alegría.
No puedo pasar de lado el excelente momento por el que pasa el fútbol risaraldense, no solo con el paso a la final del Pereira, sino también con la participación destacada de nuestras cinco representantes en la selección Colombia Femenina Sub-17 subcampeona mundial y el primer título del fútbol aficionado también ganado por nuestras niñas.
Salud por el Pereira y que no me despierten de este sueño que se puede volver realidad.