A través de mesas de trabajo con organizaciones ambientales y comunidad de Pueblo Rico y Mistrató, la Corporación busca construir políticas ambientales que permitan proteger y conservar el Distrito de Manejo Integrado de la Cuchilla del San Juan.
Con una robusta comitiva por parte de la Corporación Autónoma Regional de Risaralda – CARDER, su director general, Julio César Gómez Salazar, se desplazó hasta San Antonio del Chamí en el municipio de Mistrató y la vereda La Trinidad en Pueblo Rico, para propiciar espacios de diálogo con diferentes organizaciones ambientales y comunidad del sector, con el objetivo de concertar estrategias ambientales que permitan la conservación y ampliación del Distrito de Manejo Integral La Cuchilla del San Juan, pasando de 11 mil a 25 mil hectáreas.
“La idea de la Corporación con las comunidades, que son los garantes de estos procesos de conservación, es que estos ecosistemas queden protegidos lo mejor posible y que verdaderamente sean unos distritos de conservación fuertes, sin desconocer la presencia del hombre original en esos territorios”, así lo manifestó el director general de la CARDER, quien acompañado por delegados del Instituto Humboldt, la WSC, FECOMAR, la ONG Naturaleza y Cultura Internacional, tomaron atenta nota de las necesidades expresadas por parte de los habitantes del sector.
Ante las inminentes amenazas del cambio climático, la Autoridad Ambiental se comprometió en llevar a cabo mesas ambientales, entre otras actividades, con el fin de concertar diferentes estrategias ambientales que permitan lograr el aumento del área de conservación de la Cuchilla del San Juan; aumentar la infraestructura desde el componente de la biodiversidad y fortalecer el capital ambiental sustentado y valorado en el Departamento, son algunos de las ideas para lograr que Risaralda sea el bosque verde de Colombia.
David González, agricultor de la vereda Mampay del municipio de Mistrató, reconoció que “es muy importante que se abran estos espacios donde contamos con las autoridades departamentales y municipales para la toma de decisiones, quienes hemos estado en la región con un sentido ecológico, sabemos que es nuestra mayor riqueza y no vamos a dejar de trabajar por ella.”
Dicho proceso tiene 3 fases: primero crear o ampliar el área protegida, segundo planificar la zona y tercero ejecutar los proyectos establecidos. Se espera poder integrar todos los bosques dentro del programa de conservación y articular la biodiversidad y las actividades agrícolas campesinas, para lograr conservar los bosques y que al mismo tiempo sean aliados del desarrollo local.