La calidad del aire que respiramos en Risaralda contribuye a la calidad de vida del departamento
El Sistema de Vigilancia de Calidad del Aire implementado por la CARDER, indica que en lo corrido del 2021 los centros urbanos más poblados de Risaralda cuentan con aire en condiciones óptimas.
La CARDER cuenta con un Sistema de Vigilancia de Calidad del Aire (SVCA) que se compone de siete equipos para la medición de PM10, PM 2,5 y gases de tipo SO2 y NO2; los cuales están distribuidos en cinco puntos de monitoreo ubicados en Pereira, Dosquebradas, la Virginia y Santa Rosa de Cabal.
“Los reportes generados por estas estaciones de medición confirman que la calidad del aire que se respira en el área metropolitana de Risaralda y Santa Rosa de Cabal, es satisfactoria y no genera ningún riesgo para la salud de la población”, explicó Tatiana Margarita Martínez Díaz Granados, directora general (e) de la CARDER.
Entre los años 2002 y 2003 se consolidó la operación del Sistema de Vigilancia, lo que permitió obtener información de Pereira para el estudio de ciudades contaminantes. En el año 2009, la CARDER renovó los equipos manuales por los que actualmente funcionan y recibió dos equipos semiautomáticos entregados en comodato con recursos provenientes del Banco Mundial, para ser invertidos en la problemática de la calidad del aire en los centros urbanos del país.
“De acuerdo con la metodología del Índice de Calidad del Aire, en los tres municipios del área metropolitana y Santa Rosa, la clasificación del aire se encuentra entre buena y moderada; esta última se ha presentado únicamente en Dosquebradas. Calidad del aire como la que encontramos acá no se encuentran en otras ciudades como Bogotá o Medellín, donde los índices han alcanzado niveles de emergencia”, explicó el ingeniero Hugo Hincapié, profesional que lidera el SVCA de la CARDER.
Además del monitoreo 24 horas que realiza la Corporación Autónoma sobre la presencia de agentes contaminantes en la atmosfera, la CARDER continúa sensibilizando a la ciudadanía sobre la importancia de proteger un recurso tan valioso como el aire y no esperar a que se presenten medidas de emergencia para reducir las acciones humanas que afectan su conservación.