El Origen de las Fiestas de la Cosecha: Una tradicion cafetera Pereirana.
Cada agosto, la ciudad de Pereira se viste de fiesta para conmemorar uno de los momentos más significativos de su historia: la fundación de la ciudad el 30 de agosto de 1863. Pero esta fecha no solo marca el aniversario de la capital risaraldense, sino que coincide con uno de los ciclos productivos y más importantes de la región: la cosecha del café, producto insignia que ha sido pilar del desarrollo económico, social y cultural del territorio.
El origen de las Fiestas de la Cosecha se remonta a finales del siglo XIX, cuando la entonces aldea programaba dos ferias semestrales de venta de ganado. Estos encuentros comerciales se convertían en verdaderas celebraciones que reunían a campesinos, comerciantes y visitantes de pueblos cercanos para negociar reses, caballos, gallinas y cerdos, mientras disfrutaban de música, baile y alegría.
Fue en la década de 1920 cuando el Concejo Municipal de Pereira, reconociendo el impacto de estas festividades y su vínculo con la economía cafetera, decidió institucionalizar por decreto la celebración en el mes de agosto. Así nacieron oficialmente las Fiestas de la Cosecha, en honor a la recolección del grano que ha sido transversal en la historia de la ciudad.
Desde entonces, las Fiestas de la Cosecha se han consolidado como una manifestación popular que une a los pereiranos alrededor de su identidad cafetera, con una programación cultural, artística, deportiva y gastronómica que impulsa el turismo y dinamiza la economía local.
Pereira es la puerta de entrada al Paisaje Cultural Cafetero, donde colombianos y extranjeros visitan la ciudad y disfrutan de éstas fiestas, para que aprecien la belleza de la ciudad y los avances, así como la oferta turística de naturaleza y paisajes, como el Bioparque Ukumarí, el cable aéreo más largo y moderno del país, y la variedad de sitios de encanto en los corredores turísticos.
Hoy, más de un siglo después, las Fiestas de la Cosecha no solo celebran la historia y el café, sino también el presente vibrante de una ciudad que avanza con orgullo y sabor a tradición.