Rechazo al maltrato animal
Por: Juan Diego Patiño
La decisión de la Corte Constitucional de ordenarle a la alcaldía de Bogotá que facilite las corridas de toros en la plaza Santamaría y el llamado que le hace al Congreso a pronunciarse a través de una ley que prohíba o no esta y otras prácticas que incluyen animales, recrudeció el debate sobre el maltrato.
Frente a la legislación actual, es posible realizar corridas de toros, peleas de gallos y corralejas, consideradas por sus defensores como manifestaciones culturales, así como actividades que contribuyen a la economía de muchos municipios, especialmente durante la realización de sus festividades.
Sin embargo, la gran mayoría de ciudadanos tiene el convencimiento de que estas son acciones de maltrato animal, y recuerdan que en 2016 el Congreso produjo la ley 1774, en la que se indica que “los animales son seres sintientes, no son cosas, recibirán especial protección contra el sufrimiento y el dolor, en especial, el causado directa o indirectamente por los humanos”, y busca “tipificar como punibles algunas conductas relacionadas con el maltrato a los animales, y se establece un procedimiento sancionatorio de carácter policivo y judicial”.
De otro lado, el Senado de la República aprobó en diciembre pasado el proyecto de ley que prohíbe de manera escalonada las corridas de toros en Colombia. En 2023 corresponde a la Cámara de Representantes avanzar en su estudio y aprobación.
Pero más allá de las normas legales, somos los ciudadanos quienes tenemos la posibilidad, de manera autónoma, de apelar a la sensibilidad, para asegurarles a los animales un mejor cuidado y evitarles la violencia, el sufrimiento y la crueldad.
La compasión es un sentimiento que nos debe mover para actuar en pro de unos seres que en gran medida dependen de nuestras actuaciones, especialmente cuando estos son de compañía.
En los últimos años, aquí en Risaralda, asistimos a algunas decisiones oportunas en favor de la atención y protección animal. Por ejemplo, los caballos carretilleros en varios municipios fueron jubilados y reemplazados por carros a motor. Una decisión muy importante, porque con ella no volverán a estar sometidos al dolor. Al ser enviados al retiro en condiciones dignas, seguramente no sufrirán hambre ni sed.
Desde la asamblea de Risaralda, hemos manifestado que los animales de compañías en los hogares, tienen que ser atendidos oportunamente para curar sus enfermedades, además de alejarlos del miedo y el estrés.
Así mismo, hemos promovido jornadas de atención para los animales, en las cuales se han vacunado. Lideramos la compra de una unidad móvil para atenderlos, cuyo presupuesto fue aprobado por los diputados para esta vigencia.
Lo sustancial es que como seres racionales, tenemos la obligación de proteger a esos seres sintientes que comparten con nosotros, no sólo nuestro hogar, sino también otros muchos espacios. Ahí están las leyes, pero lo fundamental es nuestra empatía con los animales, sin que dejemos de lado, que las autoridades deben poner en operación el Grupo Especial para la Lucha contra el Maltrato Animal de la Fiscalía y el Escuadrón Anticrueldad de la Policía.
*Diputado liberal de Risaralda